Ve rde Verdad

¿Qué es Ver de Verdad?

“Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares”.

“Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos”

Fernando Pessoa

Ver de Verdad

Ahí, debajo del maguey cuando los balazos daban tregua y las mulas reposaban en los ranchos, salió un día con su sombrero enorme la canción mexicana, apenas policromáitica, de voces sepias, aprovechando la distracción de los soldados de la bola y se fugó con el ocaso.

Desértica y agreste fue agarrando rumbo, le dio pa’l norte, se fue colmando de horizontes las enaguas, envalentonada y bravía como ave negra, fue dejando frutos en todas las vihuelas, fue regando su añoranza de ecos ancestrales, de pueblos heridos, de ternuras urgentes y un sin fin de tragos y de lunas de inconmensurables gamas.

Agarró pa’l sur y se descalzó el alma, se atavió de blanco y aprendió a bailar con gentileza, con la insolencia del palmar y el murmullo de las olas en las sombras estrelladas, las de las lunas de octubre que le enseñaron como ser hiedra en las lumbreras y almendra en el anémico paisaje de las cuitas, de las agonías inasibles del amor.

Nadie puede decirle que está vieja, no puede serlo, lleva demasiado tiempo siendo joven y no sabría cómo, ella se refresca en la voz de sus amantes, nunca ha olvidado a José Alfredo, su gran amor de todas las cantinas, el que le diera voz a sus insondables cenagales de amargura, aún lleva tatuado su nombre en una penca, aún lleva a Agustín en sus orejas añiles de desolación por la afonía de las noches, noches en las que llora por Cuco todo el zumo del maguey, nches en las que pretende sentir su voz en el almíbar de su Javier entonándole al oído y brinda por Guty inmortalmente joven, límpido y perpetuo ruiseñor.

Y les canta a sus amantes con el alma de María y no encuentra Consuelo, pero danza sin cadena y desgarra su lira con las uñas púrpuras y sueltas del bambuco, se sirve otra copa, huele a alquitrán  y allá en lontananza encuentra otra voz donde reinventarse y dejarse llevar.

Hoy esa voz es la de Claudia Montiel, que a su vez se atina entre otras voces donde ha florecido la canción popular, ella nos acerca a un mosaico cabal, congregando a los grandes maestros del pasado con los incuestionablemente destacados del futuro. Miguel Pous maestro del filin cubano que con José Alfredo y Cuco comparten este convite multicolor con Marcial Alejandro que irradia las penas de la metrópoli y el filing que en ella echó raíces, también el maestro Álvaro Carrillo hablará en la voz de Claudia, y Armando Manzanero indiscutible nigromante de la melancolía, delegado puro de su tierra, de Yucatán también Jorge Buenfil nos cantará sus melodías empedradas de sur y esencia concertadas con la lírica bucólica de su primogénito Emiliano, la bossa urbana aterciopelada de Rafael Mendoza y será la voz del novel y sorprendente Axel Ordaz que nos transbordara por la ciudad del los danzones y el danzón por la ciudad.

Todos ellos de la mano de un maestro, Omar Guzmán, músico de talento sin fronteras, hombre que con su audacia musical nos aproxima a las lejanas lejanías, nos trae las nostálgicas melodías de antaño a un presente que él llena de nuevos colores armónicos, rejuvenece a nuestra música y nos hace sentir que el tiempo no ha pasado sobre ésta gran tradición, inventa, refresca, acerca y todos ,os de ayer y los de hoy quedan suspendidos en las alas del canto popular.

Con esta conjunción de talentos, Claudia retoma y reinventa una vez más la canción mexicana, para seguirla haciendo inmortal, de siempre, de todos, de éste México que quiere “Ver de verdad”.

Jorge y Emiliano Buenfil

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